Varios

Lenguajes numéricos y científicos

12 marzo, 2021
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Cuando intentamos relacionar el concepto “número” con el conocimiento de un lenguaje o idioma, lo primero que nos viene a la mente es la nota que obtuvimos en el último examen de inglés.  A primera vista podría parecer que la única relación entre los números y los idiomas sería que es necesario aprender a decir números y cifras y  a escribirlos correctamente para podernos hacer entender en otros países; pero si profundizamos un poco más veremos que existen muchas más conexiones entre los campos de conocimiento lingüístico y científico. Lo veremos a continuación en 8 ejemplos muy claros.

Lenguaje 1337

Podemos comenzar con un lenguaje que entremezcla letras y números.  Se trata del “leet” o “1337”. Más que un lenguajes es un sistema de escritura en la que se entremezclan distintos caracteres alfanuméricos sin un aparente orden, basado en cambiar determinadas letras por números o símbolos que tienen cierto parecido a las letras que sustituyen.  De esa forma, el propio nombre del lenguaje “1337” se obtiene de la palabra “leet” sin más que sustituir la “ele” por el uno, la “e” por el 3 y la “te” por el siete, cuyas grafías son muy semejantes.

Comenzó a utilizarse en 1980, entre determinadas comunidades relacionadas con el mundo de la informática y la telefonía, pretendiendo ser un modo de comunicación que no fuese fácilmente legible por usuarios inexpertos, considerados fuera de la “élite” (al fin y al cabo, “leet” puede pronunciarse con “lit”, que proviene de “élite”).

Aunque existen distintos niveles de dificultad (incluso el “leet” también tiene distintos “dialectos”), un ejemplo sencillo podría ser el de la siguiente imagen:

Imagen_01: La frase “Esto es el blog de SEAS” en lenguaje 1337.

Los numerónimos

“Palabra que contiene números” podría ser una breve y simple explicación de lo que se entiende por un numerónimo.  Puede considerarse que se creó a mediados de la década de 1980, cuando un administrador de sistemas informáticos de la empresa DEC decidió abreviar su apellido  (Scherpenhuizen) como S12n para usarlo como nombre de cuenta.

Algunos numerónimos tristemente conocidos pueden ser aquellos que se usan para hacer referencia a las fechas de un atentado, como los del 11S u 11M.  También son numerónimos las referencias a Cristino Ronaldo como CR7 o a Diego Armando Maradona como D10S.

Muchos numerónimos se basan en conservar la inicial de la palabra, sustituir el resto de letras por un número que exprese su cantidad y cerrar (o no) con la última letra, como es el caso del volcán Eyjafjallajökull, denominado E15.  Pero también pueden crearse únicamente con las iniciales seguidas de un número, como W3 (World Wide Web).

Métodos de cifrado

Aunque los métodos de cifrado no son lenguajes o idiomas, lo cierto es que muestran una clara relación entre la comunicación escrita y los números.  Con el cifrado de un mensaje se pretende alterarlo de forma que no pueda ser comprendido por quien no disponga de su clave de cifrado.

De esa forma si se cifra un texto mediante ROT13, basta con sustituir cada letra por la letra del alfabeto situada 13 posiciones más adelante, de forma que la “A” se sustituye por la “N”, la “B” por la “O” y así sucesivamente. Es evidente que no se trata de un sistema de encriptado muy dificil de descifrar, por lo que se utiliza para fines muy básicos, que no necesiten de seguridad.  Por ejemplo, las pistas que se dan para localizar un geocache (juego que consiste en la búsqueda, mediante localización GPS, de “tesoros” escondidos por todo el planeta por los propios participantes), usan un cifrado similar.

Es evidente que se pueden usar otros cifrados similares, como ROT5 o ROT7.  Todos ellos se consideran dentro de los métodos de cifrado por desplazamiento, o cifrado César, denominado así porque lo usaba el emperador romano Julio César para transmitir mensajes a sus tropas.

Imagen_02: La frase “Este es el blog de SEAS” en ROT13.

Lenguaje algebráico

Tal vez sea éste, evidentemente, el campo de conocimiento en el que las letras y los números quedan más relacionados y entrelazados. Al fin y al cabo, las bases de las matemáticas son los números en sí mismos y, según la RAE, se trata de una “ciencia deductiva que estudia las propiedades de los entes abstractos, como números, figuras geométricas o símbolos, y sus relaciones“.  Por lo tanto, intervienen no solo números sino que se intercalan también símbolos que representan por ejemplo una relación: menor que (<), mayor que (>), igual (=); o una operación: suma (+), multiplicación (x) entre ellos. En este caso, las letras se usan también para hacer referencia a incógnitas u otros parámetros a los que se les debe de asignar un “nombre” para poder referirnos a ellos.

Nomenclatura química

La formulación química permite referirse a un determinado compuesto de una forma simplificada.  Un compuesto está formado por varios elementos químicos que intervienen en distintas proporciones. De esa forma, en la formulación se combinan los símbolos químicos de dichos elementos (según la denominada tabla periódica, en forma de letras, con números relacionas con las proporciones de cada uno de ellos.

Así por ejemplo, el ácido sulfúrico H2SO4 contiene 2 átomos de hidrógeno (H), uno de azufre (S) y 4 de oxígeno (4), o el óxido férrico, óxido de hierro (III) ó trióxido de dihierro, Fe2O3, que está formado por 2 átomos de hierro y 3 de oxígeno.  Este método de nomenclatura forma parte de la química inorgánica, pero la química orgánica tiene un método distinto aunque similar, en la que se tienen en cuenta los compuestos del carbono.   Podemos mostrar el caso del 3-ciclopropilhexano, cuya fórmula es C9H18 y que se representa como CH3-CH2-CH-CH2-CH2-CH3.

Imagen_03: Tabla periódica de elementos químicos (www.ptable.com

¿Un idioma con sólo números?

Hasta hace bien poco, yo mismo creía que los idiomas inexistentes que se usaban en series o películas de ciencia-ficción eran simplemente una sucesión de sonidos sin sentido alguno. Pero estaba equivocado. Muchos de ellos son creados expresamente bajo pedido por expertos lingüistas, como es el caso de David J. Peterson creador, entre otros, del idioma dothraki para Juego de Tronos. Para ello, Peterson ideó más de 1700 palabras y desarrolló las correspondientes reglas gramaticales y de pronunciación.

Es decir, como conclusión podemos decir que es posible crear nuevos idiomas; no obstante, no conozco ningún idioma “humano” que conste de sólo números. Lo más parecido tal vez sea el “Usik” (https://usik.webnode.es/), que no deja de ser algo anecdótico, puesto que es totalmente desconocido.  Su particularidad es que puede escribirse utilizando sólo números (aunque también puede escribirse con letras).  Se basa en palabras y fonemas construidos utilizando ecuaciones matemáticas.  Como ejemplo, extraído de su propio manual básico, el número 927430 se lee TEL-FAI y significa “prueba” (TEL) “de fuego” (FAI).

Lenguaje máquina

Puede decirse que es el lenguaje numérico por excelencia.  Se trata de un sistema de códigos utilizado para enviar órdenes en forma de programa a una máquina que utiliza microprocesadores. Estos microprocesadores sólo “reconocen”  dos niveles de voltaje, que se pueden representar mediante los dígitos “0” y “1”. Por lo tanto, cualquier información que deba ser transmitida a la máquina se debe de convertir previamente a una secuencia numérica formada únicamente por esos dos números.  Para ello se utiliza el sistema binario o de base 2 (en contraposición al sistema decimal que estamos acostumbrados a utilizar.

No entraremos en mucho detalle pero, simplificando en extemo, podemos decir que la forma de hacerlo es asignar a las letras (mayúsculas) un número sucesivo, partiendo del 65 que corresponde a la “A”. A continuación, los números asignados a cada letra se convierten en hexadecimales que, a su vez, es un código compuesto por 16 símbolos desde el cero hasta la letra F (0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, A, B, C, D, E y F).  De esa forma la “A”, a la que previamente se le ha asignado el número 65, es 41 en hexadecimal. Y ahora queda el último paso, que es convertir el hexadecimal en binario: 41 en hexadecimal es 01000001 en binario (en concreto, el “4” es 0100 y el “1” es 0001).

Imagen_04: La frase “Este es el blog de SEAS” en lenguaje máquina.

Lenguaje técnico

Éste es el lenguaje que prefiero, ya que no en vano he dedicado más de la mitad de mi vida a desenvolverme es este “idioma”, en concreto en el “dialecto” mecánico.  Mezcla un poco todo lo anterior, pero además le añade imágenes, esquemas, planos, diagramas, etc., que hacen prácticamente imposible una mala interpretación.

Por supuesto todo campo profesional tiene un “dialecto” propio que, a veces, resulta incomprensible para el resto de las personas. Por ejemplo, en el caso del control numérico para el mecanizado de piezas nos encontramos con los códigos G (G01 es una trayectoria lineal, G02 o G03 son interpolaciones circulares, G42 es una corrección de radio a derechas…); en el dibujo mecánico, veremos indicaciones de acabados superficiales, tolerancias de forma y/o posición, acotaciones, indicación de materiales (como X2 CrNi 18.10, que es un acero inoxidable austenítico); para las soldaduras, tendremos simbologías que informan acerca de la preparación de bordes, los tamaños del cordón, el rango de cualificación de un soldador (135 T FW 1.2 S D8 PB bs ml) y un largo etcétera.

Ya para finalizar, os dejo la imagen de la pizarra en una de mis clases de la asignatura de Hidrógeno y Pilas de Combustible, que imparto en SEAS, como sencillo ejemplo de lenguaje técnico.

Imagen_05: Pizarra en el curso de Hidrógeno y Pilas de Combustible.

Y os planteo un reto: ¿Qué significado tiene la sucesión de letras y números que aparece en la imagen de portada?


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