Con el precio de la energía al alza y la preocupación por el medioambiente más presente que nunca, muchas comunidades de propietarios y empresas se están planteando hacer una auditoría energética en sus edificios para mejorar su eficiencia energética. Por este motivo, en este artículo de SEAS te explicamos, paso a paso, cómo se realiza una auditoría energética de un edificio. ¡Sigue leyendo!
Recopilación de información
El primer paso de una auditoría energética de un edificio es reunir toda la información posible sobre el edificio y su consumo energético. Esto incluye facturas de electricidad, gas o gasoil de los últimos 12 meses, planos del edificio, información sobre el sistema de calefacción, iluminación, aislamiento, uso de los espacios, y cualquier otro dato que ayude a entender cómo se consume la energía. También es importante conocer el perfil de uso del edificio, pues no es lo mismo un bloque de viviendas que una oficina o un centro comercial.
Inspección técnica del edificio
Una vez que se dispone de los datos básicos, se realiza una inspección física del edificio. Un técnico especializado recorre las instalaciones para evaluar el estado de los equipos de climatización, calderas, bombas, iluminación, ventanas, tejado, fachada y elementos comunes como ascensores o garajes. En esta fase también se pueden usar herramientas como cámaras termográficas o medidores de caudal y temperatura, que ayudan a detectar pérdidas de calor, fugas o zonas con mal aislamiento. El objetivo es identificar tanto problemas visibles como otros que pasan desapercibidos pero que influyen en el consumo.
Análisis del consumo energético
Con los datos recogidos, se hace un análisis detallado del consumo energético del edificio. Se compara lo que se consume con lo que se debería consumir según las características del inmueble. De esta manera se puede detectar desviaciones, consumos excesivos o ineficiencias. Por ejemplo, si una comunidad consume más gas del esperado en invierno, puede deberse a una caldera poco eficiente o a una mala distribución del calor. Además, este análisis también permite calcular indicadores clave como el consumo por metro cuadrado o la huella de carbono del edificio.
Propuesta de mejoras
A partir del análisis de la auditoría energética del edificio, se elabora un informe con una propuesta de medidas de mejora. Estas pueden incluir desde ajustes sencillos como cambiar bombillas por LED o regular termostatos, hasta intervenciones más complejas como instalar aislamiento térmico, cambiar ventanas, renovar la caldera o incorporar energías renovables como paneles solares. Lo importante es que cada medida va acompañada de un cálculo estimado de ahorro energético, coste de la inversión y plazo de amortización.
Seguimiento y mantenimiento
Para terminar, una auditoría energética de un edificio no acaba con el informe. Una vez que se aplican las mejoras, es importante hacer un seguimiento para comprobar que el ahorro de energía se está cumpliendo. También se recomienda establecer un plan de mantenimiento de los equipos e instalaciones para conservar la eficiencia lograda.
En definitiva, la auditoría energética de un edificio, a largo plazo, no solo ayuda a reducir la factura energética, sino también a mejorar el confort, revalorizar el inmueble y cuidar del planeta. Y si te interesa mucho este tema, puede que te guste el Experto Universitario en Eficiencia Energética de SEAS. ¡Échale un ojo!
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